En el libro Lecciones de Quimica - la escritora Bonnie Garmus describe a través de su novela ambientada en la década de los 60s, cómo cocinar es esencialmente química aplicada. Dice que comprender las reacciones químicas que ocurren cuando los ingredientes se mezclan, calientan o enfrían puede mejorar significativamente las habilidades culinarias. Por ejemplo:
Emulsiones: que son mezclas de dos líquidos como aceite y agua, estabilizadas por un emulsionante. La mayonesa y las vinagretas son ejemplos de emulsiones. Saber cómo crear y estabilizar emulsiones puede mejorar la textura y la sensación en la boca de salsas y aderezos.
Fermentación: la fermentación es un proceso en el que los microorganismos convierten los carbohidratos en ácidos, gases o alcohol. Este proceso es importante en la producción de alimentos como pan, queso, yogur y cerveza. Comprender la fermentación puede ayudar a los cocineros a experimentar en la elaboración de sus propias recetas.
Agentes leudantes: el polvo para hornear, el bicarbonato de sodio y la levadura son agentes leudantes que se utilizan para hacer crecer los productos horneados. Comprender cómo funcionan y cómo activarlos adecuadamente puede ayudar a lograr texturas ligeras y aireadas en los horneados.