La palabra "onces" es un término bogotano que se generalizó a principios del siglo XX. Existen varias historias sobre su origen, como aquella relacionada con un padre franciscano a quien no se le permitía consumir alcohol, así que para solicitar al tendero que le sirviera una copa en las horas de la tarde, le solicitaba onces por el número de letras que tiene la palabra aguardiente.